Un recorrido por el arte desde el siglo XX a nuestros días.
A fines del siglo XIX se conocían ya en toda Europa los textos de un médico e investigador de arte que se había ocupado de analizar las obras de los maestros italianos que yacían en los museos. Morelli había desarrollado un nuevo método de investigación que atendía más a las percepciones del hombre y sus sentidos y no apelaba tanto a la razón y el análisis matemático heredado del método científico Galileano que prevalecía en occidente. Morelli en lugar de trabajar a partir de generalidades se ocupa de investigar los detalles mínimos, ínfimos, insignificantes. A la hora de analizar una obra y tratar de ver su originalidad Morelli decía que en las apariencias que atendían a la escuela pictórica de la que pertenecía la obra, es decir basar el análisis en aspectos generales, no terminaba de otorgar datos certeros sobre la originalidad de la misma. En esos parámetros generales se deposita toda la carga cultural del pintor, en cambio en los detalles minúsculos, allí donde el artista se desenvolvía con soltura era donde se encontraban los indicios de originalidad de la obra. Ya no en los aspectos generales, sino en los detalles particulares. Este método de investigación que luego sería adoptado por las ciencias humanas seria el método inductivo.
Tan innovador fue el método que el mismo Freud, padre del psicoanálisis, en un texto donde analiza la obra de Miguel Ángel “Moises” habla del conocimiento y la importancia del método moreliano para la elaboración de la teoría psicoanalista que no busca indicios en los aspectos generales sino en aquellos actos marginales, fallidos, donde el inconsciente del paciente se encuentra despojado de todo tipo de cargas culturales.
También podríamos citar a un personaje de la literatura de aquellos tiempos como lo ejemplifica Ginzburg. El mismo seria Sherlock Holmes, aquel detective capaz de resolver el enigma a través de los detalles mínimos, imperceptibles incluso hasta para el ojo de un médico (Watson).
El proyecto moderno iniciado en el renacimiento italiano llegaba a su fin a mediados del siglo XIX y principios del XX. El arte por supuesto no estaba ajeno a esto. Estas nuevas búsquedas, estos nuevos paradigmas que se abrían también se prestaban a la atención de los artistas de la época. Según varios autores, destacando a Lyotard culminaba la era de los meta- relatos para entrar a un tiempo de pequeños relatos, breves discursos de la contemporaneidad. En lo que respecta a las artes visuales el paradigma de la figuración, del naturalismo, de la mimesis llegaba a su fin para dar paso a la abstracción. Una nueva búsqueda, una nueva forma de ver y representar se abría a principios de siglo XX a partir de la influencia cubista heredada de las búsquedas de Paul Cezanne. Al artista ya no le bastaba la disciplina tradicional, ya sea pintura, escultura, dibujo, etc. En este camino a la abstracción y a una composición discursiva más compleja y/o enigmática es que el artista comienza a valerse de múltiples discursos conformando obras interdisciplinarias y/o multidisciplinarias que darían paso luego a nuevos soportes, disciplinas o técnicas…
Pero los artistas no se detendrían en mezclar simplemente técnicas que pertenecen a un mismo lenguaje, sino que querrán conformar su discurso a través de la combinación de los mismos volviéndolo así más simbólico o complejo. Citamos como ejemplo las veladas futuristas que se desarrollaban a principios de siglo XX en Italia donde se combinaba la poesía con las artes visuales y la música. Los dadaístas también abordaron estas búsquedas y a partir del collage elaboraban sus poesías visuales. El cabaret Voltaire en Zúrich era el hogar de estos artistas donde en las noches se recitaban poesías, se actuaba, se tocaba música, tratando de conformar una unión entre todas las artes, todos los lenguajes. Luego Marcel Duchamp terminaría de consolidar lo que sería el arte conceptual con sus ready made, sus libros de artista, etc.
La obra dadaísta principalmente seria el quiebre, la bisagra entre el paso en lo que compete a la historia del arte y la cultura entre la modernidad y la posmodernidad. Danto plantea la idea de arte poshistórico. Este autor desarrolla la teoría de que el artista de hoy se vale de toda la historia para producir su obra. El paradigma del arte contemporáneo se basa en una búsqueda ontológica, encontrar el para qué del arte y romper sus estructuras. Una mirada hacia adentro del mismo, tanto en sus formas como en su historia, indagando o poniendo a la luz una mirada ontológica. Es así, como proponía Morelli a través de su método, que el artista va a ser un investigador. Se va a valer de múltiples herramientas, elaborará conceptos y discursos explorando los diversos lenguajes, tendrá que apoyarse en múltiples disciplinas e ir buscando las huellas de los conceptos que se presentan a su búsqueda, será un proceso inductivo, buscando indicios, no un camino recto a consolidarse como un maestro en una técnica específica, sino un camino sinuoso en el que tendrá que apoyarse en múltiples conocimientos para conseguir su objetivo.
Después de las guerras que azotaron a Europa y dieron marcha a los cambios sociales y culturales que devienen de la decadencia de un sistema que se manifiesta en los hechos sociales acontecidos se consolidarían todas estas búsquedas iniciadas por los dadaístas a través del grupo Fluxus. Fluxus fue un colectivo de artistas integrado por referentes de varios países que por ese entonces estaban en su mayoría instalados en EE UU. Fluxus propondrá nuevas prácticas en el arte cuestionando como había hecho años atrás Duchamp la tradición, la institución, las formas convencionales llevando al arte al camino de la desmaterialización del mismo. Es así que surgirán las Performance, los Happening, las instalaciones, etc. Nuevos soportes, nuevos medios, nuevas disciplinas donde se da el cruce entre varios lenguajes para componer el discurso de la obra. Dentro de este grupo encontramos figuras como Joseph Beuys, Yoko Ono, John Cage, Geoge Macuinas, Wolf Vostell, entre otros. Fluxus se presentaba como ofensiva ante la mercantilización del objeto tradicional de arte, incluso se anunciaban como el antiarte. Durante la década de los 50, 60 y 70 realizarían los llamados eventos Fluxus donde se desarrollaban todo tipo de acciones y se exponían obras que rompían los esquemas tradicionales del arte.
La performance implica la puesta en acción del cuerpo del artista. A diferencia del teatro el performer no cuenta con un guion, sino con indicaciones. Este proyecto continua las búsquedas vanguardistas de conectar el arte con la vida.
Los happening son propuestas de artistas en donde se requiere una participación activa del espectador conformando este la obra misma. En cuanto a las instalaciones se trata de la apropiación del espacio expositivo por parte del artista. “Arte de la presencia” como dice Elena Oliveras. Es decir que el espectador ingresa en la obra, ya no la recorre solo con la mirada sino que este ingresa y co- habita el espacio de la obra.
La poesía visual en la combinación de los elementos del lenguaje verbal y visual construyendo un discurso poético con los elementos de ambos. Por su lado el libro de artista parte de la conceptualización del libro como objeto pero conlleva una elaboración objetual donde se deconstruye este concepto y se vuelve un objeto más aleatorio. La idea de libro de artista surgiría a partir de un proyecto inconcluso del poeta Francés del siglo XIX, Mallarme. Este proyecto consistía en un libro donde la páginas estuvieran sueltas, ubicando sola la primera y la última. El espectador tendría la posibilidad de realizar una nueva lectura en cada visualización de la obra pudiendo combinar las páginas aleatoriamente, pensemos en un proyecto posterior del famoso escritor argentino Julio Cortázar, “Rayuela” en la década del 60.
En cuanto al arte conceptual, corriente que integra a las manifestaciones del grupo Fluxus, pondremos la figura de Joseph Kosuth por ser uno de los referentes de estas producciones partiendo desde el objeto. En la obra “una y tres sillas” el artista realiza una deconstrucción del objeto, presentando al mismo a través de diferentes modos discursivos. Tenemos la silla real, el objeto, su representación, imagen, símbolo que es la fotografía, y el concepto, la idea de… a través del texto donde aparece el significado extraído del diccionario. ¿Cuál es la silla verdadera? ¿Las tres son una silla cada una? ¿Es siempre la misma silla? El objetivo es hacernos pensar de otra forma sobre los elementos o las maneras de referirnos a las cosas que utilizamos cotidianamente. Cuestionar la producción artística tradicional. El artista se convierte en un investigador que utiliza el método inductivo podríamos decir. Este ahora no se vale de la habilidad técnica para realizar un objeto en particular, sino que será un investigador que indagará en las distintas disciplinas y lenguajes y producirá un objeto interdisciplinario que no tendrá más objetivo que problematizar al espectador cuando este se halle frente a la obra, incluso lo llevara a preguntarse, a fin de cuentas; ¿Qué es el arte?Durante los 80 el arte vuelve a retomar el objeto artístico tradicional, en un fenómeno que se dio a nivel global, la vuelta a la pintura. En todo el territorio surgirían artistas que retomarían la pintura atravesándola con una nueva estética, en muchos casos tratando de representar la imagen del hombre contemporáneo. Estas manifestaciones serian herederas de los movimientos que se dieron durante los 50 y los 60 que continuaban trabajando a partir de los soportes tradicionales como son el expresionismo abstracto, y en algunos casos el Pop Art.
En los noventa se retomarían estas prácticas interdisciplinarias, de cruce de lenguajes que habían desencadenado los Fluxus. En esta década cobró mucha importancia la instalación como soporte primario en las artes visuales. Durante esta década una un revisionismo de muchos movimientos del pasado que en muchos casos se manifestó con una estética ligada al movimiento Pop, pero ya no haciendo una crítica a la sociedad de consumo, sino más bien apropiándose de esta y tomándola como bandera, desencadenando por momentos en lo Kitsch.
Ya a finales de los noventa y primeros años del 2000 se daría un fenómeno que Nicolas Bourriaud, el crítico francés, llamaría estética relacional- arte relacional. El arte, la obra se vuelve un medio por el cual los espectadores entablan un dialogo entre la obra y sus pares. La obra parte desde la esfera de las relaciones humanas, ya no meramente un objeto, o una acción, más cercano a un happening en donde el artista participa a los espectadores en situaciones de relación vinculadas a las esferas de lo cotidiano. Un claro ejemplo de este tipo de manifestaciones estéticas de nuestra contemporaneidad en la obra de Rirkrit Tiravanija, artista nacido en Argentina que invita a los espectadores de la galería o el museo a reuniones donde el principal evento es la comida que prepara el mismo artista para los espectadores/ visitantes.
Como ya sabemos no hay una historia, sino muchas. Atendiendo al método planteado por Morelli que devendría en el paradigma científico de las ciencias humanas de fines del siglo XIX y principios del XX, incluso hasta nuestros días, el método indicial. Como explicábamos al principio en este método se parte del análisis de los detalles mínimos, sin ir a generalidades, diciéndolo de forma muy sintética. Tal es así que surgirán diversos estudios que atienden a la historia de la cultura, distintas miradas provocadas por distintos indicios, huellas, seguidos por los investigadores. Aquí solo hemos dado a conocer algunas de las manifestaciones que marcaron las paradigmas de la nueva era, la posmodernidad y la contemporaneidad, que incluso hoy algunos afirman que está en decadencia. Cabe aclarar que a pesar de estas nuevas formas de representación o composición que surgen a partir de las vanguardias se han mantenido formas tradicionales de producción en simultáneo a las rupturas ya mencionadas.
Estamos en una era del fin de los grandes relatos, meta relatos, estamos en un tiempo de paradigmas más efímeros, ya no universales ni totalizantes, es decir múltiples búsquedas, particulares, personales, individuales, etc. En resumidas cuentas el arte poshistórico denominaría un proceso, una etapa de nuestra historia que abarca desde mediados de los cincuenta a nuestros días, produciendo lo que se considera en muchos casos arte contemporáneo. No solo se va a valer de los rasgos de la historia el artista de nuestros días para producir su obra, sino que también se valdrá de las múltiples disciplinas, construirá discursos utilizando elementos de varios lenguajes, etc. Ya los dadaístas comenzaban a cuestionar los límites de las disciplinas contemporáneas y proponían nuevas búsquedas donde se daban cruces de lenguajes, de disciplinas, de técnicas, comenzando o elucidando lo que vendría después.
En este cambio de búsqueda se gesta un nuevo paradigma que ya no se presenta como universal, sino que está abierto a las influencias de quienes participen en su desarrollo. El artista de hoy busca romper los límites de la obra de arte. Su principal objetivo es producir un discurso y se valdrá de múltiples saberes para construirlo. Inducirá en conceptos y buscará los medios necesarios para provocar un Shock en el espectador. Buscará que el espectador se movilice, ya no este pasivo, incluso si para lograrlo tienen que eliminar la misma obra de arte.
Bibliografía:
Artur Danto, El arte después del fin del arte.1997
E. H. Gombrich, Historia del arte.1950- última actualización 1995
Elena Oliveras, Estética; la cuestión del arte.2004
José Jiménez, Teoría del arte.2002
Carlo Ginzburg, Mitos, Emblemas e Indicios: Morfología e historia, Barcelona, 1989.